jueves, 7 de noviembre de 2013

La música... ¿afecta al cerebro? o ¿el cerebro afecta a la música?


¡Hola, cerebromaniáticos! 

Todo el mundo cuando necesitamos desconectar de todo lo que nos rodea, o cuando está aburrido caminando por la calle solo o incluso para dormir, cogemos un reproductor de música, lo activamos y simplemente, escuchamos, bailamos, cantamos o tarareamos. Lo que no cabe duda, es que la música está en nuestro día a día y que disfrutamos con ella pero, ¿como afecta a nuestro cerebro? 


Hoy, en nuestro blog hablaremos de ello. ¡Vamos a por ello!



Escuchar una canción alegre puede subir nuestro ánimo, si oímos un tema deprimente, sentirnos pesimistas o, en el caso de una melodía suave, relajarnos y afrontar mejor el momento.
No hay duda de que la música afecta nuestro estado anímico y provoca una serie de sensaciones, pero ¿Sabes cómo afecta la música a nuestro cerebro?
Todo lo que hacemos, responde a la acción de diferentes zonas del cerebro y, en el caso de la música, esta se descompone e interpreta de forma separada ocupando casi todas las zonas de nuestro cerebro.


La música, demostró influir no sólo en el estado actual al momento de escucharla, sino que también en el desarrollo de las personas a largo plazo. Estudios, indican que puede ser beneficial para el tratamiento de algunas enfermedades.
Quienes escuchan música desde pequeños y de forma constante, tienen mejores habilidades de lenguaje, son más creativos y felices.


El oír música, ayuda a bajar los niveles de ansiedad, disminuir el dolor, hacer más rápida la recuperación de los enfermos, además de convertimos en personas más optimistas.
Un estudio en Estados Unidos comprobó que quienes tenían algún tipo de educación musical, ya sea en interpretación de instrumentos o apreciación, rendían mejor en los exámenes de ingreso a la universidad.





Quienes estudiaron apreciación musical, sacaron 61 puntos más que sus pares en pruebas verbales y 42 en las matemáticas. En el caso de quienes tocaban instrumentos, la diferencia fue de 53 y 39 puntos respectivamente.

Un estudio, con la colaboración del famoso cantante Sting, lo ha investigado. Este, además de compartir conceptos sobre su pasión por la música, pone a prueba su propia mente y se somete a una resonancia magnética para que su cerebro sea escaneado. 


Os dejamos los vídeos. Esto es todo por hoy, un abrazo y ¡sed felices!






¿Por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos?

¡Hola de nuevo, amantes del cerebro! 


¿Nunca os habéis intentado hacer cosquillas a vosotros mismos y no habéis soltado ni una carcajada? Apuesto que sí. Y también supongo que os habréis preguntado al menos una vez en la vida por qué ocurre esto. ¿Por qué cuando otra persona nos hace cosquillas nos reímos, pero si nos las hacemos a nosotros mismos no? Esta es la misma pregunta que se hicieron hace unos años Sarah-Jayne Blakemore y sus compañeros del Instituto de Neurología del University College de Londres. Para dar con la respuesta, estudiaron con un escáner el cerebro de 16 personas mientras trataban de hacerse cosquillas a sí mismas en las palmas de las manos. Más tarde repitieron el experimento haciendo que otro sujetos les hicieran cosquillas. Ocurrió lo que todos esperaban, no se rieron la primera vez, pero sí cuando las cosquillas se las hacían otras personas.



Tras mucho investigar, comprobaron que las áreas que responden al tacto y al placer se activaron mucho menos cuando se las hacía uno mismo. Y llegaron a la conclusión de que la estimulación táctil auto-generada se atenúa porque internamente el sistema sensorial predice las sensaciones que van a producirnos nuestros movimientos en el mismo momento en que el sistema motor da la orden de ejecutarlos. Y si no hay “sorpresa”, añaden los autores, tampoco hay cosquillas.

Percepción de los mensajes subliminales en nuestro cerebro

¿Qué tal, queridos cerebromaníaticos?

Hoy os traemos noticias sobre los mensajes subliminales. ¿Habéis oído hablar de ellos? Si la respuesta es que no, la información subliminal es aquella que llega a nuestro cerebro pasando por debajo de nuestros límites normales de percepción. Mucha gente piensa que esta información entra inconscientemente, pero esto no es así. Conscientemente, no podemos registrar un mensaje transmitido de una forma muy rápida, pero nuestro cerebro sí es capaz de percibirla. Se suele pensar por esta razón que la información subliminal alcanza nuestra mente sin que esta pueda hacer nada, sin procesar y sin obstáculo perceptivo alguno. Sin embargo, un experimento realizado por un grupo de neurobiólogos ha revelado que el cerebro sí puede procesar conscientemente la información subliminal, es decir, que la integra en un proceso más amplio.

Es difícil asumir que continuamente hay información  entrando en nuestro cerebro sin que nos demos cuenta, y que puede tener repercusión en nuestros actos. Por eso, los mensajes subliminales son muy famosos y abundantes en los vídeos y carteles de publicidad, anuncios, películas, canciones, etc. 

Incluso los procesamientos inconscientes de estímulos entrantes operan bajo la fuerte influencia de las instrucciones de tarea conscientes. La información que percibimos subliminalmente genera una cadena de procesos conscientes que se aplican a los estímulos percibidos inconscientemente.

Aquí os dejamos algunas imágenes en las que se detectan algunos mensajes subliminales:


Aquí podemos ver la marca Adidas en el pañuelo de Johnny Depp, protagonizando la película Piratas del Caribe.

En esta imagen podemos percibir la palabra "Coca Cola" tallada en el anillo que apareció en este mismo plano en una escena de la famosa película El Señor de los Anillos.

También, en algunas películas Disney introducen personajes de otras películas Disney para incitar a la gente sin que se den cuenta a ver esas otras películas. Por ejemplo, aquí hay una escena de La Sirenita en la que aparece otro personaje Disney, conocido como Goofy.



La conclusión que queremos compartir con los lectores de nuestro blog sobre los menajes subliminales es que la complejidad del cerebro humano permite percibir informaciones pero no procesarlas, es decir, las percibe inconscientemente. Sin embargo, a pesar de ser inconscientemente detectadas, sí que tienen repercusión en nuestros actos y en nuestra forma de pensar y decidir las cosas.